domingo, 30 de marzo de 2014

Biomas de zonas frias

En las zonas polares, las bajas temperaturas hacen muy dificil la vida, especialmente durante el invierno. La estación más favorable para el desarrollo de la actividad vital es el verano, aunque las temperaturas siguen siendo muy bajas.
Los biomas de las zonas frías se caracterizan por tener escasa diversidad biológica, es decir, hay pocas especies, aunque cada una puede estar formada por numerosos individuos. Dentro de las zonas frías pueden distinguirse tres tipos de paisajes: zonas heladas, tundra y taiga.

Las zonas heladas

En campos de hielo permanente se encuentran ecosistemas simples. Sobre la nieve antigua se desarrollan algas, los nutrientes tienden a concentrarse a medida que nieve y hielo se evaporan. Algunas de estas algas son de color rojo brillante.
Existen ecosistemas marinos activos en el hielo y en el agua, debajo del gran mar de hielo que cubre el océano polar. Un ecosistema diversificado de algas y pequeños consumidores, viven en el lado inferior del hielo; estos sistemas utilizan luz solar que penetra en el hielo durante el verano, como fuente de energía. Las aguas que fluyen por debajo del hielo también acarrean materia orgánica producida en otros lugares, abasteciendo alimento para una gran población de peces. Muchos mamíferos marinos viven de pescado; así, focas, orcas y osos polares están en la cumbre de la cadena alimenticia polar.

Tundratundra.jpg
Al sur del hielo polar, donde la superficie se derrite por una corta temporada, se desarrolla la tundra. Este ecosistema se caracteriza por una alfombra de musgo y líquenes esparcidos junto a hierbas de floración y arbustos bajos. Durante el verano, alrededor de 10 a 15 cm de la tierra se descongela. El suelo, por debajo de esa profundidad permanece helado y se denomina permafrost. El proceso alternado de congelamiento y fusión en la superficie del suelo, produce un pequeño ciclo, durante el cual el nivel de suelo se eleva y baja nuevamente. Este movimiento ayuda al ciclo de nutrientes.
Durante el corto verano, el sol permanece en el cielo por aproximadamente 24 horas cada ida, Esto significa que las plantas pueden continuar con la fotosíntesis la mayor parte del tiempo. Grandes cantidades de productos de la fotosíntesis se producen y almacenan en esta estación. La materia orgánica acumulada es capaz de sostener a los consumidores.

Taiga
Al sur de la tundra se encuentra un bioma forestal frío. Este área tiene veranos más largos y una mayor cantidad de especies de plantas y animales que en la tundra. Así como la tundra tiene solamente plantas pequeñas como productores, la taiga es un bosque perenne. Coníferas perennes están adaptadas a esta área y pueden continuar con la fotosíntesis aún cuando la temperatura baja a nivel de congelamiento. Esta vegetación es capaz de soportar poblaciones de grandes animales. Conejos, venados, alces y roedores son capaces de utilizar los productos de la vegetación y mantener grandes poblaciones. Las grandes poblaciones son aptas para soportar una extensa variedad de carnívoros. Son comunes a esta área el lince, el puma, lobos, osos y variedades de halcones y águilas. Diseminados dentro de la vegetación taiga existen numerosos lagos, en áreas bajas dejadas al retirarse los glaciares cientos de años atrás. Las plantas acuáticas en estos lagos y lagunas son importantes para soportar la gran cantidad de aves acuáticas que emigran en verano. Estos lagos también soportan al gran miembro de la familia de los venados, el alce.

Biomas de zonas templadas

Entre la zona polar y ecuatorial, existe una franja intermedia en la que se dan temperaturas templadas. Si estas temperaturas van acompañadas de lluvias, posibilitan la formación de algunos de los paisajes con mayor diversidad biológica del planeta.
En esta zona podemos encontrar tres grandes biomas: los bosques caducifolios, las estepas y praderas, y los bosques y zonas de matorral mediterráneo.

Bosques caducifolios

En las zonas con veranos templados, inviernos fríos y una humedad relativamente alta, el paisaje está dominado por bosques de robles, hayas, castaños, etc. Estos árboles pierden las hojas cada otoño y éstas brotan, de nuevo, en primavera.
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Bosque caducifolio en Lugo

Los bosques caducifolios proyectan una sombra densa en verano, por lo que son escasas las plantas herbáceas que viven bajo los árboles, debido a la falta de luz. En los bordes y en los claros existen numerosos arbustos y plantas herbáceas que sirven de alimento a los animales que habitan en lo más espeso del bosque.



Praderas y estepas

En las zonas continentales llanas y alejadas de las costas la humedad disminuye, los veranos son cálidos, los inviernos muy fríos, y se generan fuertes vientos; la conjunción de estas características propicia que se deseque el suelo.
Estos factores condicionan la existencia de amplias extensiones de vegetación herbácea llamadas estepas y praderas. En la actualidad, la mayor parte de estos biomas han desaparecido en su estado natural, porque se han sustituido por grandes extensiones de cultivos, especialmente de cereales.
Debido a la existencia de hierba abundante, las praderas y las estepas estuvieron pobladas, hasta que el hombre las invadió masivamente, por grandes herbívoros agrupados en manadas. Los ejemplos más representativos son los bisontes de Norteamérica o los caballos de Asia.

Bosque y matorral mediterráneo

En las zonas mediterráneas los veranos son secos y cálidos y los inviernos templados y moderadamente húmedos. Estas circunstancias favorecen la existencia de paisajes en los que predominan los arbustos y los árboles de hoja peremne, plana y de superficie endurecida, que resiste bien la desecación.
En las zonas menos alteradas por la acciòn humana, el paisaje mediterráneo está formado por un bosque de especies como la encina y el alcornoque. En otras zonas, la tala de árboles, el fuego propiciado por la sequedad del verano y el pastoreo de animales domésticos hacen que en el paisaje predomine la vegetación arbustiva.
bosque_medit.jpg
El monte mediterráneo ofrece abundante alimento por lo que puede mantener una variada fauna de herbívoros, como cérvidos, roedores, conejos, etc, que servirán a su vez de alimento a carnívoros, como linces, lobos, águilas imperiales, etc.
Todos estos animales, herbívoros y carnívoros, son los característicos de la fauna ibérica, ya que el bioma mediterráneo es el paisaje natural más representativo de nuestra península.
Entre la zona polar y ecuatorial, existe una franja intermedia en la que se dan temperaturas templadas. Si estas temperaturas van acompañadas de lluvias, posibilitan la formación de algunos de los paisajes con mayor diversidad biológica del planeta.
En esta zona podemos encontrar tres grandes biomas: los bosques caducifolios, las estepas y praderas, y los bosques y zonas de matorral mediterráneo.

Bosques caducifolios

En las zonas con veranos templados, inviernos fríos y una humedad relativamente alta, el paisaje está dominado por bosques de robles, hayas, castaños, etc. Estos árboles pierden las hojas cada otoño y éstas brotan, de nuevo, en primavera.
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Bosque caducifolio en Lugo

Los bosques caducifolios proyectan una sombra densa en verano, por lo que son escasas las plantas herbáceas que viven bajo los árboles, debido a la falta de luz. En los bordes y en los claros existen numerosos arbustos y plantas herbáceas que sirven de alimento a los animales que habitan en lo más espeso del bosque.



Praderas y estepas

En las zonas continentales llanas y alejadas de las costas la humedad disminuye, los veranos son cálidos, los inviernos muy fríos, y se generan fuertes vientos; la conjunción de estas características propicia que se deseque el suelo.
Estos factores condicionan la existencia de amplias extensiones de vegetación herbácea llamadas estepas y praderas. En la actualidad, la mayor parte de estos biomas han desaparecido en su estado natural, porque se han sustituido por grandes extensiones de cultivos, especialmente de cereales.
Debido a la existencia de hierba abundante, las praderas y las estepas estuvieron pobladas, hasta que el hombre las invadió masivamente, por grandes herbívoros agrupados en manadas. Los ejemplos más representativos son los bisontes de Norteamérica o los caballos de Asia.

Bosque y matorral mediterráneo

En las zonas mediterráneas los veranos son secos y cálidos y los inviernos templados y moderadamente húmedos. Estas circunstancias favorecen la existencia de paisajes en los que predominan los arbustos y los árboles de hoja peremne, plana y de superficie endurecida, que resiste bien la desecación.
En las zonas menos alteradas por la acciòn humana, el paisaje mediterráneo está formado por un bosque de especies como la encina y el alcornoque. En otras zonas, la tala de árboles, el fuego propiciado por la sequedad del verano y el pastoreo de animales domésticos hacen que en el paisaje predomine la vegetación arbustiva.
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El monte mediterráneo ofrece abundante alimento por lo que puede mantener una variada fauna de herbívoros, como cérvidos, roedores, conejos, etc, que servirán a su vez de alimento a carnívoros, como linces, lobos, águilas imperiales, etc.
Todos estos animales, herbívoros y carnívoros, son los característicos de la fauna ibérica, ya que el bioma mediterráneo es el paisaje natural más representativo de nuestra península.